Cada día son más las empresas que se proponen ya no solo ser las mejores del mundo, sino ser también las mejores PARA el mundo.
Como comunicadores, debemos decir que el postulado se presenta realmente inspirador, y luego de tiempos convulsos en el que lentamente todo comenzó a moverse con cierta normalidad superando las problemáticas del largo confinamiento, ya no hay excusas para dirigir los pasos hacia una sostenibilidad que nos interesa acompañar, aportando soluciones y proponiendo retos con propósito.
Tras un año en el que hemos profundizado en la promoción de los valores que promueve el Comercio Justo y ayudamos a descubrir filosofías revitalizantes como la que propone el movimiento Slow Food, asumimos este 2023 el desafío de convertirnos en un espacio de influencia desde donde generar conexiones, diálogos, colaboraciones e intercambios de experiencias morales, sociales y comerciales, con el Triple Impacto como bandera.
¿Por qué consideramos al Triple Impacto como el mejor camino hacia el éxito?
Históricamente tanto la comunicación como los negocios han sido relaciones bidimensionales entre una propuesta de valor y los usuarios, con perspectivas económicas y experienciales aisladas del entorno y de la sociedad en general.
El trato era muy simple de entender. Alguien ofrece un servicio o producto con beneficios que se transmiten y perciben de forma objetiva y otro lo adquiere conforme, rentabilizando en consecuencia ambas partes una relación de éxito.
El Triple Impacto suma un componente colectivo en tiempo y espacio hacia el entorno y hacia el futuro.
El público hoy espera y demanda que las empresas, cualquiera sea su rubro o tamaño, sean un actor decisivo para hacer frente a los retos sociales y ambientales del hoy y del mañana, y en consecuencia las elige o las descarta.
Pero no solo el público, sino también inversionistas y agencias de cooperación van a exigir este tipo de impactos para decidirse a invertir o apoyar en nuevos emprendimientos.

Ya no se trata de que tan bueno sea lo que se haga, sino como se hace, que valor se aporta, que se ayuda a transformar con ello. Se trata de un cambio de paradigma donde las empresas ya no se pueden permitir separar sus objetivos económicos de sus objetivos sociales y medioambientales. Y este cambio sólo se producirá rediseñando la actividad esencial de toda organización: ofrecer mejores productos, mejores servicios y mejores proyectos, capaces de regenerar no sólo la economía, sino la sociedad y los ecosistemas.
¿Quieren un buen ejemplo?
Como comunicadores sabemos que las ideas se explican mejor con historias.
Aquí les compartimos entonces un buen ejemplo. Una experiencia que nació durante un viaje entre dos amigos argentinos creando su marca de ropa, y que ofrece hoy una alternativa renovada dentro de una industria nociva para el medio ambiente como la textil, dando un giro a la forma de producir la ropa, apostando por la inclusión social y el cuidado del medioambiente a través del trabajo con fundaciones, la reutilización del descarte y el uso de packaging biodegradable.
Les presentamos Borna, un emprendimiento que apuesta por el Comercio Justo y el Triple Impacto que cree que llegó la hora de hacer lo que está bien y dejar de mirar para el costado
Una buena práctica de un emprendimiento fundado en los principios del Triple Impacto, que sabemos puede inspirar y esperamos rentabilice en un proceso de cambio que deseamos alimentar con ideas, estrategias y contenidos que movilicen.
Los invitamos a profundizar en la iniciativa que llevan adelante los chicos de Borna en su página web: https://www.somosborna.com/sustentabilidad/ ,instándolos a compartir el video en la idea de sumarse a un boca a boca que sigue siendo la forma más efectiva para amplificar un mensaje.
> Descubre más sobre la propuesta de Emitiendo y el Triple Impacto